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EL PODER POPULAR Y LA CONTINUIDAD DEL PROCESO REVOLUCIONARIO BOLIVARIANO

EL PODER POPULAR Y LA CONTINUIDAD DEL PROCESO REVOLUCIONARIO BOLIVARIANO

La garantía del avance, la consolidación y la permanencia del proceso de cambios revolucionarios en Venezuela -dirigido a instaurar una revolución realmente socialista, bolivariana y popular- dependerá en gran medida de las condiciones objetivas y subjetivas que puedan generarse simultáneamente con la deslegitimación y el desmantelamiento del orden burgués capitalista imperante, ya que su persistencia adulteraría enormemente cualquier tipo de acción e iniciativas bajo tal orientación, por mucho esfuerzo que se haga al respecto. Se hace imprescindible, en consecuencia, que los sectores populares manifiesten la capacidad de asumir (sin reformismo ni clientelismo político de por medio) la trascendental  responsabilidad de transformar e invertir las relaciones de poder actuales, de modo que sean eliminados los antiguos patrones de conducta observados y criticados entre quienes ejercen cargos gubernamentales. En este sentido, la organización, la formación teórica y la reproducción del poder popular bajo esquemas ciertamente socialistas resultan ser un factor decisivo, una cuestión fundamental -e ineludible- para alcanzar estos propósitos. Sin ello, el proceso revolucionario bolivariano tendería a paralizarse, sin descartarse la posibilidad de una restauración de los viejos factores de poder, revirtiendo todos los cambios conquistados; lo cual requiere de un mayor compromiso revolucionario y de una mejor visión política para entender y llevar a cabo los nuevos retos que impidan este último escenario.

En todo esto, es primordial que el poder popular, en sus distintas diversificaciones, tome decisiones que contribuyan a definir el proceso revolucionario bolivariano en cuanto a lo político, lo social, lo cultural, lo militar y lo económico, sin que ello signifique conservar rasgos del antiguo orden, haciendo del ejercicio de la democracia participativa y protagónica un mecanismo permanente de construcción de la nueva sociedad socialista (incluyendo en ello a niños y adolescentes), puesto que éste permitiría la socialización necesaria del poder y un mejor modo de desplegar la contraloría social sobre las diferentes instancias del poder constituido.

Además, en algo que se debe insistir (con reiteración casi obsesiva) es la formación de una conciencia revolucionaria reflexiva que no sucumba a las tentaciones del poder, tal como ha sido tradicional, sino que -contrariamente- sea el arma más eficaz para acabar con las posibles desviaciones, contradicciones, debilidades y corrupciones que pueda sufrir el proceso revolucionario bolivariano como secuela de la conducta reformista de sus dirigentes. Esto nos conduciría a la formulación de nuevas actitudes, al desarrollo de nuevas identidades y de nuevas subjetividades; además de una ética y de una moral basadas en la solidaridad, en la igualdad y en la justicia social, en abierta oposición a la lógica dominante del capitalismo.-         

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