SIN PODER POPULAR NO HABRÁ REVOLUCIÓN NI ESTADO COMUNAL SOCIALISTA
En su fase actual, consideramos que el proceso revolucionario bolivariano socialista requiere hoy más que nunca de la amplia y decisiva participación de los sectores populares organizados, de manera que los mismos ejerzan un papel protagónico más activo en los asuntos públicos, transformando las estructuras burocratizadas del Estado burgués-liberal que aún rige en Venezuela. Se hace preciso, por consiguiente, que las diferentes entidades gubernamentales quieran transferirle realmente al pueblo gran parte de sus funciones administrativas y de la autoridad que ahora desempeñan, ya que, por razones lógicas, quienes padecen la incompetencia institucionalizada estarían más dispuestos a remediar los problemas y las necesidades que confrontan a diario sus comunidades que aquellos que usufructúan el poder. Esto representaría, sin duda, un avance significativo, un importantísimo salto adelante, en la construcción del socialismo bolivariano y en la conformación de un verdadero Estado Comunal socialista, contando siempre para ello con la participación y el protagonismo del poder popular.
En este sentido, el Presidente Nicolás Maduro tiene ante sí el reto fundamental de hacer realidad la vieja consigna socialista de “todo el poder para el pueblo” y no quedarse nada más que en realizar un buen gobierno porque en esta coyuntura, con una oposición envalentonada, es necesario que el pueblo chavista tenga espacios propios de autogobierno mediante los cuales se sienta identificado con el proceso revolucionario bolivariano socialista y pueda contrarrestar, además, la ofensiva derechista. De ahí que todo chavista que se considere a sí mismo revolucionario tendría que activarse en beneficio de esta iniciativa, puesto que de ella dependerá en gran medida la continuidad del legado político del Presidente Hugo Chávez, siendo insuficiente el control total de las instituciones del Estado si el pueblo se muestra descontento ante el comportamiento aburguesado y la mala gestión cumplida de sus gobernantes, independientemente de cuál sea su nivel jerárquico y su militancia partidista.
Para los revolucionarios, el momento histórico que nos toca vivir, sin Hugo Chávez en la presidencia de la república, nos plantea la construcción inmediata de la unidad revolucionaria, al margen de cualquiera otra consideración que no sea la de hacer realmente la revolución bolivariana socialista. Esto, así no se quiera, pasa por realizar previamente un debate serio y objetivo que nos sirva para aclarar muchos puntos de vista y, claro, para la elaboración conjunta de una propuesta revolucionaria y socialista que todos utilicemos de guía de acción, sin estancarnos en lo meramente retórico y electoral. Sería, por tanto, un plan de acción que se sostenga en el tiempo, de forma que el mismo pueda ser adoptado en todas sus partes por las organizaciones del poder popular, aún en contra de la voluntad de aquellos que tratarían de impedirlo desde las instancias de gobierno que controlan por temor a ver amenazados sus intereses egoístas de constituirse en Venezuela un Estado Comunal de verdad.-
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