La necesidad de la coherencia entre la praxis y el discurso revolucionario
Dentro del chavismo se debe observar y obtener una coherencia real entre la praxis y el discurso revolucionarios, puesto que muchos de los actuales actores políticos usufructuarios del poder constituido tendrían que ser relevados necesariamente de sus funciones en vista que los mismos no han contribuido en nada en hacer realidad la revolución bolivariana socialista, tal como lo ha esperado la amplia mayoría del pueblo venezolano y lo predicó siempre su primer impulsor, el Comandante Hugo Chávez Frías.
Precisamente, ahora que hay en perspectiva unas elecciones de alcaldes y de concejales el 8 de diciembre de este año, se presta la ocasión para producir lo que resultaría ser una revolución en la revolución que le dé al proceso revolucionario bolivariano socialista una verdadera vanguardia revolucionaria en lugar de la caterva de demagogos, oportunistas y adeco-copeyanos convertidos de la noche a la mañana en todos unos revolucionarios, cuyos máximos ideales se resumen en la obtención de cargos públicos a través de los cuales enriquecerse sin mucho esfuerzo, como cualquier capitalista. De ahí que la selección de candidatos a alcaldes y concejales no pueda ni deba basarse nada más que en la amistad o la simpatía se le profese a algunos compañeros, ya sean del PSUV u otro partido político chavista, o porque -sencillamente- haya la obligación de devolver un favor concedido, cuando lo propio de un revolucionario es apelar a sus convicciones revolucionarias para calibrar si quienes aspiran a estos cargos de elección popular corresponden o no a la necesidad insoslayable de concretar el sueño de Chávez de darle poder al pueblo y construir realmente el socialismo revolucionario bolivariano.
En este último aspecto, hay que recordar que la migración de una importante cuota de votos chavistas y/o pro-chavistas al bando opositor fue consecuencia directa de la corrupción, la inconsistencia ideológica y la negligencia indiscutible de quienes están enchufados en muchas de las instituciones del Estado, disfrazados de revolucionarios, cuestión que pudiera revertirse favorablemente si hay una mejor disposición política de las bases del chavismo por lograrlo. De igual forma, la presente coyuntura (en la cual se proyecta una estrategia abiertamente hostil y desestabilizadora de parte del sector más derechista de la oposición con evidente apoyo extranjero) obliga a todos los revolucionarios a estar alertas ante las ofertas engañosas de aquellos que son chavistas por conveniencia, puesto que son tan enemigos del proceso revolucionario bolivariano socialista como quienes buscan su total destrucción. Esto implica, en consecuencia, que los revolucionarios deben encabezar una defensa consciente de este proceso de cambios revolucionarios más que desesperarse por favorecer a un determinado candidato a las elecciones municipales de diciembre próximo (a menos que el mismo asuma un compromiso verificable y franco de hacer posible la revolución bolivariana socialista y el activismo protagónico del poder popular en el desarrollo de su plan de gestión de gobierno), aunque muchos de los enchufados se esfuercen por impedirlo.-
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