DESPLIEGUE CHAVISTA Y REPLIEGUE OPOSITOR
El reciente despliegue del chavismo en las calles y plazas Bolívar del país -a propósito de la conmemoración de los sucesos trágicos del Caracazo y la siembra del Comandante Hugo Chávez- le ha cerrado el paso a los fines desestabilizadores de los grupos de la oposición, demostrándose lo errado de su estrategia al querer envolver a los venezolanos en una “transición” que sólo existe en sus mentes disociadas. Esta recuperación de la iniciativa por parte del gobierno y de las fuerzas chavistas y revolucionarias ha servido también para enviarle un mensaje tácito a aquellos que, desde el extranjero, principalmente desde Estados Unidos, Colombia y España, se empeñan en distorsionar la realidad existente en Venezuela, colocando a los dirigentes opositores como paladines de la democracia y los derechos humanos a los cuales supuestamente se les somete a vejámenes de todo tipo y ni siquiera se les permite expresarse libremente a través de los medios de información.
Quizás la oposición esté rogándole al gobierno de Estados Unidos que invada nuestro territorio, confiados en que únicamente así podrá tomar el poder, sin considerar por un momento que una acción de este tipo sería el detonante de unas nuevas situaciones que forzarían a los factores revolucionarios y chavistas a una radicalización mayor. Posiblemente supongan sus dirigentes que el imperialismo gringo volvería a salirse con la suya, violentando nuestro derecho a la autodeterminación, tal como lo viene haciendo impunemente en otras naciones del mundo, subestimando la reacción patriótica del pueblo bolivariano y chavista.
Sin embargo, el repliegue de la oposición no supone que ésta vaya a desistir en sus planes conspirativos, así se muestre de acuerdo en participar en las próximas elecciones parlamentarias y hasta anuncie la celebración de unas elecciones primarias para la escogencia de sus candidatos. En tal sentido, el gobierno y las diversas fuerzas que apoyan al proceso revolucionario bolivariano socialista tienen ante sí la responsabilidad de contribuir a profundizar los cambios producidos en el orden político, económico, social y cultural del país, de modo que fracase por completo cualquier intento por perturbar el avance revolucionario de los sectores populares, garantizándose la paz, el desarrollo integral y la estabilidad que merecemos por igual todos los ciudadanos venezolanos.
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