Los grupos de derecha que se oponen al proceso revolucionario bolivariano dentro y fuera de Venezuela se hallan actualmente activando una campaña de rumores y matrices de opinión que siembren temores, dudas y zozobra entre los venezolanos a través de sus diferentes canales mediáticos, de tal manera que ella pueda precipitar resultados distintos a los proyectados hasta ahora en la mayoría de las encuestas que dan como seguro ganador al Presidente Hugo Chávez. Esta es una situación que -al margen de lo que se crea o no respecto a quién o quiénes estarían detrás de su planificación y ejecutoria- de no saberla enfrentar el gobierno nacional y las fuerzas políticas que le respaldan, podría desencadenar el efecto deseado por las fuerzas opositoras, avivando sus expectativas y estimulando la abstención de algún porcentaje de votantes chavistas al momento de efectuarse la elección presidencial. Esto se aprecia -sobre todo- en el ataque pertinaz de la dirigencia contrarrevolucionaria a propósito del fatal incendio ocurrido en la planta de refinación de PDVSA, ubicado en Amuay, atribuyéndole toda la culpa a Chávez y a su equipo de gobierno, a pesar de conocer que ello pudo ocurrir igualmente en cualquier refinería del mundo y conocer, además, la prontitud con que actuaron las autoridades respecto a la atención a las familias de las víctimas, tanto militares como civiles, y al incendio en sí.
Por ello, no obstante adoptarla oposición una apariencia demócrata, humanista e incluyente para posicionarse electoralmente frente a los sectores populares que siempre despreciaron sin disimulo alguno, tildándolos repetidas veces de hordas salvajes, la misma está afanada en provocar un clima de violencia política, de ingobernabilidad y de miedo que le permita generar el marco adecuado para desconocer los resultados electorales del 7 de octubre, algo que poco se han cuidado de disimular sus dirigentes, en la confianza que serán secundados en sus propósitos fascistas por el imperialismo yanqui, refrescando el guión aplicado en otros países bajo la excusa de defender la democracia. Así, esta campaña de rumores y matrices de opinión tendría un efecto mariposa, con una finalidad predeterminada, por lo que, en esta dirección, se requeriría una contraofensiva mediática de parte del chavismo que desnude los propósitos antidemocráticos, privatizadores y desnacionalizadores que encubren los grupos opositores con su oferta demagógica de “progreso”, desmantelándose, al mismo tiempo, su estrategia de manipulación informativa.
Esto es algo que el pueblo venezolano no puede ignorar ni pasar por alto, haciendo caso de los cantos de sirena de la oposición derechista, puesto que sus intereses no son los mismos de los sectores populares, tal como lo quiere hacer creer en la presente campaña electoral, eludiendo su identificación con el modelo capitalista neoliberal. Por dicho motivo, quienes defienden la posibilidad nunca descartable de organizar una verdadera revolución socialista en la patria bolivariana tendrían que articular esfuerzos alrededor de un mismo proyecto político revolucionario, con una ética socialista bien definida, sin sectarismos partidistas ni ambiciones personalistas que son contrarios al logro de este importante objetivo.-
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