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Homar_mandinga

POLARIZACIÓN MEDIÁTICA. NI LOS UNOS, NI… ¿LOS OTROS?

POLARIZACIÓN MEDIÁTICA. NI LOS UNOS, NI… ¿LOS OTROS?

Vista la situación creada en Venezuela a raíz de los acaecimientos en los espacios de la Asamblea Nacional, pocas personas se han pronunciado objetivamente respecto a lo que éstos revelarían aguas abajo, más allá del mero hecho noticioso. A simple vista, se podría concluir escuetamente en que todo es parte de la alta polarización alcanzada en el país entre los sectores de la derecha y los sectores de la izquierda (entendiéndose que entre estos está representado el chavismo), dejándose establecido de antemano que a lo interno de ambos sectores existe una unidad monolítica, es decir, sin fisura alguna.

 

Esto último, por supuesto, obvia la existencia de algunos grupos alternativos, más concretamente del lado que enarbola -a la par del chavismo- las banderas de una revolución popular y, por añadidura, de características anticapitalistas, nuestroamericanistas y antiimperialistas. Lo mismo podrá afirmarse en el caso de la derecha donde conviven extremistas “espontáneos”, inclinados sin mucho disimulo hacia el fascismo, y los moderados, favorecedores de consensos y fórmulas tradicionales como la socialdemocracia. Ello ha sido posible gracias al manejo mediático logrado por los representantes de cada uno de estos grupos antagónicos; reflejándose, a pesar de la diversidad de opciones candidaturales, en los votos obtenidos en todos los comicios realizados desde 1998 hasta el presente. Sin embargo, en la coyuntura actual pareciera que esta situación creada empezara a desdibujarse, dando paso al aparecimiento de propuestas novedosas, específicamente en el campo revolucionario, que suponen un cuestionamiento abierto en relación a la dirección política del proceso revolucionario bolivariano, siendo éste desvirtuado, en muchos casos, en función de intereses particulares, lo que es aprovechado por la derecha para obtener concesiones, mantenerse vigente y ocupar espacios, minando así la hegemonía chavista.

 

El problema de tales propuestas es que se concentran quizás demasiado en el marco electoral acostumbrado, desdeñando otras formas, igualmente legales y viables, de acceder al poder y de hacer la Revolución Bolivariana. Esto ha hecho que los chavistas y muchos en contra de las pretensiones de los grupos opositores (sin ser militantes activos) no puedan, o no sepan, distinguir las diferencias entre éstas y el Movimiento V República (MVR), en un primer momento, y, ahora, con el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), lo que ha permitido la preeminencia electoral y organizativa de este último. En este caso, la polarización mediática conspira contra estas propuestas. Sin embargo, es posible que la última coyuntura que viven el chavismo y la oposición, mesas de diálogo de por medio en búsqueda de un ambiente de gobernabilidad consensuado, permita que finalmente se den a conocer ampliamente estas nuevas propuestas, diversificando el escenario político nacional, lo que obligará a los dos principales factores de la política venezolana a plantearse una nueva estrategia de entendimiento (si aspiran conservar su estatus) o, contrariamente, abrirles campo, neutralizando su beligerancia.

 

Quizás esto lo perciban unos y otros como una amenaza. No obstante, debiera interpretarse como una manera de fortalecer y de ampliar el ejercicio democrático en Venezuela, tomando en cuenta el nivel de participación política alcanzado por la población venezolana, en especial aquella que durante más de tres décadas fuera invisibilizada y marginada por las élites gobernantes del pacto de Punto Fijo; reflejándose en una lucha de clases sociales a la que pocos aluden y, menos, atinan a definir. Lo que quedará pendiente será saber si así lo entenderán las dirigencias de la oposición y del chavismo, evitando su propio desgaste y la posibilidad nada ilógica de ser substituidos ambos por unos nuevos actores políticos que terminen por confinarlos al pasado.-   

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