No resulta nada fácil, por consiguiente, instaurar la Revolución sin conflictos ni contradicciones. Lo que se requiere, básicamente, es saber que el viejo orden establecido tiene que demolerse por completo para que surja en su lugar otro totalmente nuevo. Asimismo, laborar en ello cada día, de manera que la praxis sea producto de la ideología revolucionaria –en este caso, el socialismo que propone Chávez- siendo ésta, al mismo tiempo, reflejo fiel de aquella, en un proceso de retroalimentación y de revisión constante que allane el camino definitivo a la Revolución, impulsada por el pueblo en su conjunto y con una verdadera vanguardia revolucionaria.-
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