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Homar_mandinga

LA DIETA DE MADURO BENEFICIA AL PUEBLO

LA DIETA DE MADURO BENEFICIA AL PUEBLO

La “dieta” de Maduro beneficia al pueblo de Venezuela. Al verdadero. Al de aguas y tierras profundas. Al que lucha -sin ninguna clase de egoísmo- por un mejor país. No a aquel que se presenta a sí mismo ante los diversos medios de información nacionales e internacionales como representante de la totalidad, del 100%, de la población del país, desconociendo la existencia de un porcentaje significativo de venezolanos que no comulgan con sus “filántropos” propósitos “democráticos”. Como tampoco a aquel que vive -parasitariamente- a expensas de las dádivas del Estado (aunque alegue hacerlo por su propia cuenta). Para muchos sonará objetable, cáustico y/o contradictorio. Dependerá del bando en que cada quien se ubique y qué tipo de intereses defiende. Sin embargo, ello es una realidad cotidiana irrefutable.

 

La llamada dieta de Maduro -metáfora ingeniosa para referirse a la situación de desabastecimiento y de especulación derivada de la estrategia desestabilizadora opositora para salir extraconstitucionalmente del gobierno de Venezuela, quizás surgida de alguno de sus laboratorios de manipulación social, tal como ocurriera con la expresión “pero tenemos Patria” ante la escasez de papel higiénico y de otros productos de consumo diario- nos da cuenta de la marcada asimetría existente a nivel comunicacional donde los factores de derecha tienen una cobertura cotidiana asegurada mientras que sus contrarios (los chavistas y los revolucionarios) apenas son visibilizados. Más aún: tal asimetría se profundiza a medida que surgen en el horizonte político nuevas opciones que, de una u otra forma, discrepan de los puntos de vista y de las acciones de la dirigencia de ambos bandos.  

 

Sin embargo, lo medular de toda esta situación adversa es que la gente percibe -aún con los pronósticos en contra- que debe organizarse y actuar por sí misma ante las embestidas del acaparamiento, desabastecimiento y especulación de diversidad de productos de consumo diario que protagonizan los denominados bachaqueros, funcionarios de distintas ramas del sector público y un porcentaje axiomático de empresarios nacionales y extranjeros que han obligado a muchos venezolanos a alterar sus patrones de consumo, como también a ingeniárselas para obtener todo aquello que requieren sus familias. Esta circunstancia podría servir para fomentar entre el pueblo una cultura del trabajo totalmente distinta a la seguida desde hace ya un siglo, sujeta a los vaivenes de la renta petrolera y, por tanto, escasamente acoplada a las nociones de una economía colaborativa, soberana y realmente diversificada. Hará falta que el gobierno nacional y, en general, la dirigencia chavista sepa comprender a tiempo la necesidad ineludible de generar cambios profundos en relación a la política y a la economía del país, contribuyendo a crear espacios de autonomía en donde los sectores populares organizados construyan, desde sus propios ámbitos y según sus propias experiencias de lucha, el socialismo bolivariano con que acontezca, entonces, la transformación estructural de todo el orden vigente.

 

En este caso, aquellos que disienten del proyecto de la revolución bolivariana (incorporados, obviamente, a las filas opositoras) verán en esta posibilidad una gran amenaza a sus intereses de clase e individuales, por lo que no resulta sorprendente que emprendan y sostengan una guerra abierta contra todo lo que se haga en esta dirección. Entretanto, quienes sólo ven un peldaño para sus aspiraciones de confort y poder (ataviados como chavistas y revolucionarios) tratarán de impedirlo a toda costa, recurriendo a los mismos procedimientos clientelares, coercitivos y administrativos utilizados en su momento por los antiguos gobernantes adecos y copeyanos. En medio de ambos segmentos se encontrarían, por lo tanto, los revolucionarios que se esfuerzan en debatir, elaborar y presentar alternativas viables con las cuales orientar el rumbo a seguir por los sectores populares para la construcción definitiva de la revolución bolivariana. Gracias a la “dieta” de Maduro se podría determinar con más propiedad en cuál bando ubicar a cada quien en Venezuela.-   

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